En mi defensa, no las he hecho todas, sólo algunas, bueno, casi todas… Pero la que esté libre de pecado que tire la primera piedra! Hablo de cosas que antes de tener niños consideraba lo más asqueroso del mundo, y que ahora, con dos niñas, considero bastante normales.

Estos son solo algunos ejemplos, he conocido personas que hacen cosas bastante peores, de las que preferiría no hablar.

 

1.- Limpiar mocos con la mano

Esto me pasa más seguido de lo que quisiera, en especial porque mis dos hijas y yo somos alérgicas y pasamos la mitad del año con mocos. Esto significa que, aunque siempre llevo pañuelos y toallas húmedas en la cartera, es posible que estas se acaben y tenga que aplicar “el pañuelo de cinco puntas”. Y después de hacerlo terminas limpiándote los dedos en el pantalón, porque si no tienes papel para limpiar los mocos, menos tienes para limpiarte los dedos, a menos que tengas la suerte de encontrar una boleta en tu cartera. 

2.- Olfatear potos chicos

Un clásico de la época “pañalística” de los niños, para estar seguro que es necesario cambiar un pañal, lo mejor es acercar la nariz al poto del crío y pegarse un “jale” de ese maravilloso aroma a caca infantil.

3.- Comer comida chupeteada

Mi hija menor suele compartir la comida, muchas veces lo hace mientras está comiendo, sacándose un trozo de comida a medio masticar y ofreciéndomela. Es difícil negarse a tan dulce ofrecimiento, especialmente cuando tratas de enseñarle a tus retoños el concepto de “compartir”, lo que significa que más de una vez he terminado comiendo algo previamente chupeteado por ella. 

4.- Limpiar caras con “escupito”

De niños a todos nos limpiaron la cara con un dedo previamente langueteado por nuestra madre o abuela (o tía a veces), y juramos no repetirlo con nuestros hijos… pero la vida nos hizo comernos nuestras palabras ese día que a falta de toallas húmedas le pegamos una chupeteada a un pañuelo desechable y lo pasamos por la cara de nuestro hijo para sacar esa rebelde mancha de manjar.

5.- Usar ropa vomitada

Esto es muy cierto durante los primeros meses tras el nacimiento de un hijo, la ropa suele estar manchada (a veces cubierta) de leche regurgitada o vómito de algún tipo. Al principio uno se cambia de polera después que te vomitan, pero después de una o dos semanas ya te da lo mismo si te cambias o no, porque al final del día igual vas a estar vomitada, entonces para qué manchar tres poleras si puedes concentrar toda la cochinada en una sola?

6.- Sacar mocos de narices ajenas

No sé si a todas les pasa, pero a mi me carga tener a las niñas con la nariz llena de mocos, entonces les estoy revisando constantemente sus mini narinas en busca de algún moco que sacar. Con la mayor lo hago con una toallita húmeda, un pedazo de papel higiénico o incluso con un cotonito húmedo, pero son la chica lo hago con los dedos, porque es súper jodida con su naricita y me huele cuando vengo con algún accesorio a hacer limpieza. Creo que esto viene de un largo resfrío que tuvo de guagua y que fue tratado sólo con solución salina endonasal y un saca mocos, entonces quedó medio traumada con cualquier cosa que entre a su nariz. 

 

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7.- Aplicar la regla de los 5 segundos 

Esta es la regla de oro de los padres, si algo no ha estado en el suelo más de 5 segundos, se considera “limpio”. Esta regla se aplica a comida, chupetes, juguetes que suelen meterse a la boca, etc. Antes de tener niños encontraba que era muy asqueroso, pero ahora es algo que hago a diario, y a veces es la regla de los 10 segundos (o 15 incluso), porque con el tiempo uno se hace inmune a la mugre del suelo.

 

8.- Dormir sobre sábanas meadas

Esto es más de pajera que de asquerosa, me ha pasado, hasta el momento, una vez, en la que mi hija mayor se hizo pipí en la cama en la mitad de la noche y tenía tanto sueño que no estaba ni ahí con ponerme a cambiar sábanas a las 4 de la mañana, corriendo el riesgo de despertarla y que las pocas horas que me quedaban de sueño se fueran a la mierda. Qué hice? Fui al baño a buscar una toalla grande, la puse sobre la zona meada y me acosté encima de la toalla y seguí durmiendo. A la mañana siguiente cambié las sábanas y asunto arreglado.

9.- Limpiar pequeños traseros cagados

O sea, mudar a la guagua durante dos años y después que se sacó los pañales seguir limpiándole el poto hasta que aprenda a hacerlo bien, cosa que en mi caso aún no sucede y espero con ansias llegue pronto ese día.

10.- Chupetear un chupete que se ha caido al suelo para “limpiarlo”

Clásico, se cae el chupete y por más que trates de agarrarlo en el aire, igual llega al suelo. Lo recoges y tratas de limpiarlo para volver a dárselo a la guagua, si tienes suerte tienes a mano una botella de agua y puedes enjuagarlo, pero si no tienes agua la opción más sencilla es chuparlo un rato y volver a meterlo a la boca del crío para que deje de llorar.

 

Y ustedes, qué otra cosa asquerosa han tenido que hacer?